GO-RESINLAB

GO-RESINLAB: UN IMPULSO INNOVADOR AL TRADICIONAL OFICIO DE LA RESINACIÓN

Pocos oficios son tan duros como el de la resinación, que requiere mucho aprendizaje en el primer año, destreza, un gran esfuerzo físico y unas jornadas maratonianas. A ello hay que añadir que, a lo largo de su historia, han sido escasos los avances tecnológicos en las herramientas y métodos que se utilizan para la extracción de la resina. Estas condiciones laborales, sumado a la variabilidad del precio del producto en los mercados internacionales, hacen que este oficio con en el que España llegó a despuntar a nivel mundial el siglo pasado esté hoy prácticamente desapareciendo. Saúl Gómez, gerente de Industrial Resinera Valcan, situada en la provincia de Cuenca, se lamenta de esta situación ya que

“Cuenca, por ejemplo, fue un referente nacional e incluso internacional cuando la resina estaba dominada en el mundo por España y Portugal”.

No obstante, el gerente marca como punto de inflexión la supresión de los aranceles de importación de finales del siglo XX:

“la industria no puede luchar contra el mercado. Europa es uno de los grandes consumidores de derivados de la resina como la colofonia o el aguarrás –muy valiosos para la industria química ya que con ellos se fabrican cosméticos, perfumería, tintes de impresión, barnices y disolventes, etc.- pero sin embargo, en cuanto a materia prima, no aparecemos ni en las estadísticas de producción a pesar de que tenemos lo más importante, que es el recurso. Tenemos la resina en nuestra puerta y tenemos industria, lo que nos faltan son resineros”.

Por ello, Industrial Resinera Valcan –creada a mediados del Siglo XX- se ha unido como socio al Grupo Operativo RESINLAB, cuyos objetivos son impulsar nuevos modelos de profesionalización que aumenten la eficiencia y rentabilidad del oficio del resinero así como desarrollar nuevas metodologías de extracción que aseguren la sostenibilidad del aprovechamiento. Este grupo creará un observatorio de datos parar mejorar la transparencia y trazabilidad del producto, que servirá de soporte para que propietarios, resineros e industria tomen las decisiones más acertadas. Así pues, GO-RESINLAB es un laboratorio experimental formado por una red de parceladas de las comunidades de Castilla-La Mancha, Extremadura y Castilla y León y uno de sus principales potenciales es el trabajo colaborativo de todos los actores de la cadena de valor de la resina natural: propietarios, gestores, investigadores, resineros y la industria de transformación.

“Lo que pretendemos al unirnos a este proyecto es reimpulsar el oficio resinero para que recupere su esplendor. Si queremos hablar de futuro tanto la industria como el resinero y la administración debemos ir de la mano y en Valcan vamos a hacer lo posible por los resineros”,

confirma Saúl.

La resinación Iván Fraile tiene en su bagaje diez años de experiencia como resinero en Cuenca y ha decidido sumarse al proyecto para ensayar nuevas técnicas de resinación porque

“es necesario pertenecer a estos grupos ya que visibilizan los problemas del sector, buscan soluciones y constan de todos los componentes del sector resinero”.

Para contextualizar, Fraile explica que la resinación es un trabajo de campaña que empieza en el mes de marzo y finaliza en les mes de octubre

“pero lo primero que tiene que hacer un resinero, antes de nada, es solicitar los permisos al propietario del monte que se quiere resinar -la titularidad puede ser pública o privada- y pagar las cuotas o alquileres”.

En este sentido, el resinero cuenta que la forma en la que este proceso se lleva a cabo varia de unas comunidades autónomas a otras:

“En Castilla y León, por ejemplo, se realiza a través de una subasta y como en algunas de sus provincias, como Segovia o Soria, los pinos dan una gran cantidad de producción, el precio del pino suele ser más elevado que en otras. En mi caso, la mata que resino es propiedad del ayuntamiento de Huerta del Marquesado y he solicitado permiso para resinar cada cinco años”.

“Una vez conseguidos los permisos –continúa Fraile- en los meses de marzo y abril se lleva a cabo la preparación del pino, que consiste en desroñar la corteza para dejar la superficie (que se llama cara) que vas a trabajar más lisa. La siguiente labor, que se realiza con el trazador, consiste en delimitar las zonas donde se harán las incisiones al pino y se clavan las grapas –por donde se vierte la resina- y se colocan los potes –donde se recoge la resina-. Ya en verano se realizan los cortes al pino (picas) y se aplica una pasta estimulante para que le dé calor al pino y brote la resina. La última tarea será la de remasar (recoger la resina)”.

Cada cara que se trabaja –que tiene unas medidas aproximadas de 60 cm de alto por 12 cm de ancho- se conoce como “entalladura” y en el mismo lado del pino se le pueden realizar cinco entalladuras (una por año):

“terminadas las cinco entalladuras de un lado (5 años), se pasa a resinar otro lado del pino. En cada pino se pueden hacer cinco lados con cinco entalladuras, por lo que la vida productiva del pino está estimada en 25 años”.